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Marlon Brando: su conexión con México, a un siglo de su nacimiento

A principios de 1970, Marlon Brando (3 abril, 1924 - 1 julio, 2004), quien trasladó a la pantalla su dureza interpretativa y su furia explosiva madurada en sus años del Actor’s Studio, venía de filmar Queimada (1969), de Gillo Pontecorvo, y estaba prácticamente muerto para Hollywood. Por ello, cuando el novelista Mario Puzo le propuso a este y al director Francis Ford Coppola realizar la versión fílmica de su novela El Padrino, los Estudios Paramount respingaron. De hecho, a Brando no le atraía la idea de interpretar a un jefe de la mafia como metáfora de los Estados Unidos. Laurence Olivier, Burt Lancaster, Orson Welles y Edgar G. Robinson fueron considerados antes para protagonizar a Vito Corleone, papel que el propio Brando parodiaría en Un novato en la mafia (1990).

Coppola y Brando construirían en El Padrino (1972) una de las obras fundamentales del nuevo cine de gángsters y el legado más verista sobre el concepto de mafia retomado en los filmes subsecuentes del género. La historia de Vito Corleone como cabeza de un clan brutal, tendría sin embargo un tratamiento aún más impactante en El padrino parte 2 (1974). Brando se convertía en la figura central de los Oscar al obtener su segunda estatuilla a la Mejor Actuación por su impresionante regreso estelar, sin embargo, tenía preparada una nueva sorpresa a la medida de su anticonformismo al enviar a una joven de una reservación indígena ataviada como tal —más tarde se supo que era una desnudista—, que en su nombre rechazaba el premio en protesta contra el trato a los indígenas y el retrato sobre su cultura.

Marlon Brando

Pendenciero y agresivo, el joven Brando soñaba con emular al afamado Gene Krupa y ello le llevó a practicar la batería, pero fracasó, hasta que conoció a Stella Adler, directora de una escuela de arte dramático que seguía el método Stanislavsky. Es ella y, más tarde, Elia Kazan, quienes lo conducen a los escenarios teatrales para triunfar principalmente con la puesta en escena de Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams. En 1950 debutó en la pantalla interpretando a un veterano de guerra parapléjico en Barreras trágicas, de Fred Zinnemann. Ahí se inició su difícil relación con la prensa debido a sus comentarios agresivos que se acentuaron al estelarizar Un tranvía llamado deseo en su papel de Kowalski, al lado de Vivien Leigh, dirigido por Kazan. En esa época, actores, guionistas y realizadores sufrieron las consecuencias de la histeria comunista desatada por el reaccionario senador Joseph McCarthy

Abraham Polonsky, Dalton Trumbo, Herbert J. Biberman, Charles Chaplin y otros fueron víctimas de esa paranoia, según las denuncias de colegas como Kazan, quien cedió ante las presiones y después de sus declaraciones ante el Comité, emprendería una serie de filmes en los que de algún modo justificaba su posición, intentando demostrar que los preceptos revolucionarios, libertarios y/o comunistas, terminaban corrompiendo a los hombres. Ahí está el caso de ¡Viva Zapata! (1952), filmada en parte en nuestro país con Brando como el violento caudillo enfrentado a sus propias pasiones, con varias imprecisiones históricas, Anthony Quinn como su hermano Eufemio y Alan Reed como Villa. Brando ganó el Premio a Mejor Actor en Cannes con esta sesgada biografía de Emiliano Zapata (1879-1919), enfrentado al gobierno del Presidente Porfirio Díaz y a las traiciones del poder político en México. Algo similar ocurre en Nido de ratas (1954), que le valió el Oscar como idealista estibador de los muelles neoyorquinos que se enfrenta al sistema criminal de un Sindicato que pervierte a sus trabajadores.

Marlon Brando

Brando, que encarnó papeles históricos como el de Julio César y Napoleón, protagonizó El salvaje, de 1954, metáfora del individualismo juvenil en pantalón de mezclilla, boina, botas, chamarra de cuero negro y a bordo de su motocicleta para anticiparse a James Dean y su Rebelde sin causa (1955). A su vez, el actor terminaría despidiendo y supliendo al director original, un muy joven Stanley Kubrick en El rostro impenetrable (1961), curioso neo western sobre el robo a un Banco mexicano en la que Brando alternó con Pina Pellicer, Katy Jurado y Rodolfo Acosta. Algunas escenas se filmaron en Durango y Sonora.

Marlon Brando, quien hubiera cumplido 100 años este 3 de abril, es y seguirá siendo uno de los grandes mitos fílmicos como lo muestra también El último tango en París (1972), en la que escandalizó a la censura con sus escenas eróticas al lado de María Schneider y sobre todo, Apocalipsis Now (1979), de Coppola, y su versión corregida: Redux (2002), relato sobre la bestialidad de la naturaleza humana ambientada en la guerra de Vietnam y capaz de transmitir el sentido del horror, delirio, sensualidad, espectáculo y poder con Brando como Walter E. Kurtz, un oficial que en su demencia se cree un dios omnipotente adorado por los habitantes de una pequeña aldea en medio de la selva.